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Junto al pie del muro, donde se sentaba
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cuando me esperaba, había un rosal;
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un rosal enfermo, que no daba flores
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pero que adornaba, con verdes colores,
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pero que adornaba, con verdes colores,
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el blanco mural, el blanco mural.
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Y entre tantas flores, fue su preferido,
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aquel rosal triste, que a fuerza de cuido
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le dio nueva vida, lo hizo renacer;
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el rosal enfermo, pagó sus favores
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cubriendo la tapia, de amarillas flores,
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flores de tristeza, algo de su ser.
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Más se fue muy lejos,
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y dejó mi amada
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tristeza en las flores,
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la casa cerrada
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con su ausencia, todo
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dejó de existir;
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y el rosal enfermo
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falto de cariño,
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lo mismo que un niño, se dejó morir,
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lo mismo que un niño, se dejó morir.
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¡Oh mi bien amada!
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¡Oh mi virgencita!
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¿por qué con tu ausencia
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todo se marchita?
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si tu ausencia mata
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te ausentas así?
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y el rosal enfermo
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murió de no verte,
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Tu ausencia y olvido
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causaron su muerte
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lo mismo, lo mismo
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me pasó a mí.
Probablemente se compuso en 1924
Ritmo: Bambuco